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jueves, 24 de mayo de 2012

Paradoja


La paradoja de nuestro tiempo en historia es que tenemos edificios más altos pero genios más cortos, construimos de todo, arreglamos algunas situaciones, pero nunca cuestionamos a los arquitectos e ingenieros que diseñan, proyectan, instalan, facilitan, peritan fenómeno u obra, porqué esa obsolescencia tan absurda y el desarrollismo inmoral que fomenta monumentos al fracaso de la civilización, quien maquina el motor para impulsar la entelequia computó su entorno carece de red que proteja la información, autopistas sin peaje, más anchas, pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero gozamos de menos.

Consumimos pues ideamos la forma como se acomoda precisamente el gusto por lo banal e inútil. Nos formamos el juicio que deseo resuelto causa grato descubrimiento trascendental. Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas más conveniencias, pero menos tiempo. Tenemos más grados pero menos sentido, más conocimiento, pero menos juicio, más expertos, con todo más problemas, más medicina, pero menos salud. Nos cuidamos menos, padecemos más, parece ecuación fácil de discernir y demostrar, sin embargo, aún cálculas cuando te pusiste a dieta la última vez, o cuando ejercitó más que su mente aquí entre letras, allá por gráfemas.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, lo pasamos demasiado despiadadamente, reímos demasiado poco, conducimos demasiado rápido, conseguimos rabiosos demasiado enojados, permanecemos para arriba demasiado atrasados, movilizamos en ausencia bajo vago progreso exiguo, nos levantamos demasiado cansados, nos acostamos ligeramente excitados, leemos demasiado poco, escribimos aún menos, vemos el reloj y la TV demasiado, el tiempo nos gana, perdemos en entretenimiento, y rogamos demasiado raramente. 

Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. Hemos potenciado nuestras técnicas, mas hemos agotado nuestras virtudes. Hablamos demasiado, escuchamos caprichosamente, amamos demasiado raramente, y odiamos demasiado a menudo. Somos indiferentes con causa, nuestro efecto es deslealtad. Competimos con ellos, con aquellos, contra los otros, para esos, oponiéndonos. Colaboramos por ambición, sobre interés respecto suceso, ayudamos en algo, para alguien, con quien. 

Hemos aprendido como hacer una vida, pero no una vida engendramos en enseñanza. Hemos agregado años a la vida, no vida a los años. Hemos ido de todas las maneras a la luna y hemos vuelto, nos encantan las tecnologías, no sacamos provecho a lección, innovamos en excusas para apertrecharnos, seguimos acumulando aparatos e instrumentos. Herramientas mecánica con sus consabidos efectos para propiciar industria, pero tenemos apuro por cruzar de calle para vengar al nuevo vecino.

Conquistamos el espacio exterior pero el espacio no interno. Tanto que hasta resulta abstracto conocer a ciencia cierta si de acá somos o para allá vamos. Gustamos de los vehículos para operar proceso, gesto de más agente implemento automático desenvolvimiento. Hemos hecho cosas más colosales, pero no sustancias mejores. Por cualquier medio disponemos de elementos convictos para efectuar tarea, llevamos a cabo nuestro planes porque consideramos tenemos razón en ejecutar el programa, nadie más que nosotros comanda, por supuesto el ejercicio es de la mayoría, el modelo lo impongo desde mi posición. 

Respeto que nadie entienda que hago inmerso en todo esto, consigo que nadie se entrometa en mi gestión. Hemos limpiado encima del aire, pero hemos contaminado el alma. Hemos conquistado el átomo, pero no nuestro prejuicio. Escribimos más, pero aprendemos menos. Planeamos más, pero logramos menos. Hemos aprendido acometer, pero no esperar. Construimos más computadoras para llevar a cabo más información, para producir más copias que siempre, pero nos comunicamos menos y menos. Éstas son los tiempos de alimentos de preparación rápida y digestión lenta, hombres grandes y carácter pequeño, beneficios escarpados y relaciones bajas.

 Estos son los días de dos rentas pero de más divorcio, casas más de lujo, pero hogares rotos. Éstos son días de viajes rápidos, de pañales disponibles, de la moralidad desechable, de soportes de una noche, de cuerpos gordos, y de las píldoras que hacen todo de la aclamación, a la tranquilidad, para matar. Es una época en que hay mucho en la ventana del salón de muestras y nada en el almacén. Una época cuando la tecnología puede traer esta letra usted y a una época en que usted puede elegir compartir esta penetración, o apenas golpear la cancelación.

Recuerde que pasar más tiempo con aquellos que ama, porque no van a estar alrededor por siempre. Recuerde, diga una palabra buena a alguien que mira hacia usted con temor, contemple y complemente, halagar y ser seducido es tarea prioritaria para vultivar empatía existencial, porque esa pequeña persona pronto crecerá para arriba y te dejará de lado. Recuerde, dar un abrazo caliente a quien esta al lado de usted, porque ése es el único tesoro que usted puede dar con su intelecto y no cuesta un centavo. 

Recuerde, decir, "te quiero" a su socio y “te amo” a él, pero sobretodo si lo representan. Un beso y un abrazo repararán daños cuando viene del interior profundo de usted. Recuerde agarrarse de las manos y acariciar un momento a esa persona, no estará algún día allí otra vez. Dale tiempo de amar, dar hora de hablar, y de dar hora de compartir los pensamientos preciosos en su mente.

La vida no es medida por el número de respiraciones que tomamos, pero si los momentos que eliminan nuestra respiración.

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